El arte de ser un líder
¿Por qué algunas personas logran inspirar a las demás, motivarlas y generar un sentido de compromiso?
¿Realmente los latinoamericanos tienen conciencia de lo trascendentales que son los líderes en la vida diaria? Si bien los líderes tienen claro las funciones que los demás deben desempeñar, ¿los seguidores piensan qué capacidades han desarrollado para poder generar vínculos emotivos con las personas de la organización precisamente para motivarlas, inspirarlas y hacer que su compromiso sea total hacia la organización?
En cada cultura empresarial se encuentran una serie de competencias universales que todo líder debería tener: honestidad, iniciativa, innovación, mejora continua, asertividad, entre muchas otras. Sin embargo, la capacidad para poder vincularse emocionalmente con las personas de la organización es lo que hace la gran diferencia entre quién es un líder y quién solamente tiene personal a su cargo, sin importar el nivel jerárquico, plantea la firma mexicana The TOP Companies.
De esta concepción de líder surge una palabra que ya se venía empleando con anterioridad en psicología: resonancia, que significa “el reforzamiento o prolongación de un sonido por su reflexión, por una vibración sincronizada”. En otras palabras, es el pegamento que mantiene a las personas unidas en un equipo y que las compromete con la empresa; es decir, son las emociones que sienten. ¿Y qué son las emociones? Son todos aquellos sentimientos que las personas generan en los otros.
Con esto tenemos a los líderes resonantes quienes saben, con solo mirar a los ojos de sus colaboradores, su nivel de compromiso hacia el logro, los objetivos y las metas. Inspiran a su equipo y se convierten en una fuente de motivación para que las cosas sucedan de manera exitosa.
Por el contrario, un líder disonante por lo regular hace enojar a los colaboradores a un grado tal que puede provocar una gran desmotivación porque no está en contacto con los sentimientos y emociones de las personas, provocando en ellos frustración, resentimiento, rencor y hasta emociones de furia. El resultado es que este equipo probablemente tendrá un desempeño muy pobre y trabajará en un ambiente laboral en donde los conflictos y la competencia desleal reinarán.
En términos simples, cualquier líder de un grupo humano tiene el poder de encauzar las emociones de los colaboradores. Por ejemplo, si las emociones son dirigidas hacia el entusiasmo, es factible que la productividad aumente; y si son dirigidas hacia la ansiedad y el enojo también es factible que la productividad se vea afectada.
Desde el siglo pasado, psicólogos como Max Weber y Sir MacGregor Burns coinciden en que las instituciones que permanecen no lo hacen por el carisma de un líder, sino porque cultivan el tipo de liderazgo necesario y esto ocurre en todos los niveles de la organización.
Precisamente por eso, The TOP Companies evalúa el liderazgo alineado a los valores de la empresa y lo analiza a través de la estadística en donde se constata la resonancia existente en la organización y los diferentes niveles. Es pertinente asegurar que no hay liderazgos buenos o malos.
Lo importante es decir que las reglas deben ser claras y que cualquiera que sea el estilo en términos de liderazgo logre ser congruentes. Los líderes de una organización están llamados a reflexionar sobre qué les interesa hacer resonar. •