Menos desgaste en la oficina

Es importante medir el desgaste laboral para mantener la rentabilidad, propone la casa de análisis TOP Companies.

Todo tiene su proceso natural de desgaste. Los seres humanos no son la excepción y, en su vida laboral, este proceso se conoce como “burnout”.

“Está quemado”, se suele decir en los negocios de hoy en día cuando un trabajador ya está desgastado. Llega entonces el momento de darle una nueva orientación laboral al trabajador, con el objetivo de mejorar la rentabilidad de la empresa y, a la vez, la satisfacción del personal.

“Es por ello que incluimos en nuestras metodologías factores específicos que miden el desgaste laboral, lo que nos permite brindar soluciones a la medida para todas las empresas de Latinoamérica”, explica Jorge Anunziato, de la firma TOP Companies, especialista en el análisis de la cultura organizacional y clima laboral en México y Centroamérica.

Si bien existen estudios desde mediados de los setenta que empezaron a mencionar los síntomas de lo que luego se llamaría síndrome de “burnout”, solo desde hace una década adquirió una mayor atención.

¿Qué es el “burnout”? Se trata de un desgaste laboral, es una disminución paulatina de la efectividad del colaborador provocada por una exposición prolongada al estrés, lo que se traduce en síntomas de fatiga crónica, improductividad y negación del problema.

Las relaciones laborales también se ven perjudicadas con este fenómeno, pues el afectado manifiesta apatía y desinterés, ya sea consciente o inconscientemente.

Incendio en las empresas

Ciertas actividades o responsabilidades pueden generar desgaste laboral a mediano plazo. Ya sea por monotonía o por demandar un alto nivel de energía, si además de esto hay una cultura de aislamiento, que no motiva al empleado, se cae en un ambiente de trabajo poco amigable.

El desgaste laboral se da por un conjunto de factores que pertenecen a la cultura y el clima de una organización. A veces, son efectos colaterales que no se consideraron a la hora de estructurar una cultura empresarial para la institución; en otras ocasiones, producto de una circunstancia: ambientes de trabajo poco agradables, o cargas extra de trabajo o de responsabilidades.

Para este fenómeno no hay una solución universal. Muchos líderes se preguntan cuándo suele comenzar el desgaste laboral. A veces, a partir de los seis meses, a veces pasan uno o dos años de antigüedad.

“Si permitimos que uno o más colaboradores sufran de ‘burnout’, llegará un punto en el que no habrá vuelta atrás y los perderemos. Estarán en la empresa solo físicamente, sin interés en sumarse a los desafíos ni en integrarse a la dinámica de la compañía”, advierte Anunziato.

Por ello es importante medir el desgaste laboral. En los mercados altamente competitivos es más difícil sumar al capital humano realmente comprometido, que empate con la cultura empresarial, con suficiente motivación interna para aceptar los retos y dispuesto a crecer junto con la institución.

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