¿Para quién es realmente el teletrabajo?
En el momento más álgido de la contingencia sanitaria que se mantiene después de dos años, en América Latina alrededor de 23 millones de personas realizaron teletrabajo. Sin duda fue una herramienta que ayudo a miles de empresas a continuar su operación y mantener los empleos.
Conforme fue avanzando la vacunación en los diferentes países de la región, disminuyeron los contagios e incrementó la necesidad de reactivar las economías, un porcentaje alto de empresas tomaron la decisión de regresar a los colaboradores a sus instalaciones, de forma permanente o bajo un esquema híbrido.
Con la aparición de la variante Ómicron y el repunte significativo de contagios a nivel mundial, muchas empresas recularon y retornaron a su gente a sus hogares para que trabajaran vía remota. Ante la incertidumbre de cómo evolucionará la pandemia, y qué tan necesario será retomar el teletrabajo, es importante reflexionar al respecto.
Además debemos tomar en cuenta que esta tendencia no solo atiende a la actual crisis sanitaria; se estima que trabajar desde casa será de ayuda a contrarrestar problemas que aquejan en especial a las ciudades, como alta densidad demográfica, tráfico, contaminación, inseguridad, entre otros.
Se ha hablado en diferentes foros sobre su viabilidad, sus beneficios y desventajas. Muchos aseguran que es un modelo que llegó para quedarse y será el predominante. No todas las empresas, ni todos los países, están cerca de implementarlo en definitiva, pero se estima que cada vez más se sumarán a dicha tendencia.
Nos son pocas las empresas que reconocen se vieron sorprendidas por los resultados favorables que tuvieron tras adoptar este esquema laboral como medida ante la emergencia. En el mismo sentido, hay un porcentaje alto de personas que manifiestan sentirse cómodas trabajando desde casa y desea mantenerse así.
Aunque… esa no ha sido la generalidad en todas las empresas, ni para todas las personas. Esto hace preguntarnos si quizá el home office no es para todos. ¿Por qué a algunos les funciona muy bien y a otros no? ¿De qué depende el éxito o no de su implementación? ¿Para quién es el teletrabajo?
A pesar de ser una estrategia laboral que ofrece beneficios, no es para todas las empresas, o al menos no en la misma medida ni bajo el mismo esquema; depende del giro, el sector, la naturaleza del trabajo y, claro está, su cultura organizacional.
Lo primero a considerar (no lo perdamos de vista) es qué tan rentable resulta para la empresa flexibilizar su esquema de operación, tomando en cuenta las características del negocio.
Lo segundo es evaluar qué puestos son viables para incluir en este tipo de esquema, cuáles en definitiva no los son y cuáles podrían serlo; en cuanto a estos últimos es clave conocer qué tipo de ajustes se requieren para hacerlos viables.
Tercero, identificar si las personas que desempeñan las labores que sí son factibles de hacerlas desde casa cuentan con el perfil necesario, pues se requieren habilidades de autogestión y autodirección para cumplir con las tareas asignadas.
Cuarto, es clave saber si la cultura organizacional está dispuesta para operar bajo esta modalidad. No podemos esperar que con solo habilitar el trabajo en casa se detonará el compromiso de los colaboradores, mejorará el liderazgo, se fortalecerán los equipos o habrá de incrementar la productividad
Finalmente, tampoco debemos olvidar que la forma de gestionar a las personas que realizan home office es distinta, sencillamente porque la forma de trabajar es distinta. Así que en consecuencia debe cambiar.
Como puede observarse el camino no es sencillo, y por ello no pocas empresas han desestimado el teletrabajo. Sin embargo, cerrarse a nuevas posibilidades puede costarles caro. Con tientas, pero es imperante dar los pasos para subirse al tren del cambio.